Este texto fue leído en voz alta frente al respetable.
Quiero
empezar hablando por el principio, literalmente, empezar hablando del
libro bíblico del Génesis. En general –confieso– me resulta
inverosímil o más exactamente, increíble. No me lo creo, tiendo
más a creerme eso de que venimos de los monos… y de las monas.
Sin
embargo, igualmente les confieso que hay una parte del Génesis que
no sólo me resulta verosímil sino que me explica mucho de lo que ha
pasado después con la literatura. El fragmento en cuestión que me
resulta más que creíble es uno que dice que Adán fue el que les
puso nombre a todas las cosas. La Biblia dice: “Y
el Señor Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas
las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los
llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre
le diera”. Y esto yo… como que sí me lo creo. No sólo no me
extraña sino que es como si lo viera: veo a Adán saliendo a hacer
una excursión por el Edén y ¿a qué sale? A ponerles nombre a las
cosas, a
etiquetarlo todo: árbol, río, piedra…
Dice
la Biblia que Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo. Yo
creo que Dios dijo que no era bueno por no decir que era
aburridíiiisimo. No que se aburriera Adán por ser hombre solo (él
estaba muy entretenido en lo suyo, en el etiquetado y catalogación
del mundo), yo creo que se aburría Dios, que no es hombre ni mujer,
que no tiene sexo (¡y no digo que por eso se aburriera!). Pero se
aburría.
Total:
Dios crea a Eva, como sabemos. A mí esto de que Eva fuera creada en
segundo lugar me parece relevante y revelador. Adán es la creación
y Eva es la recreación. Adán puso los nombres, Eva a lo mejor puso
los verbos, Adán dio sentido, Eva vio el sinsentido.
Se
dice que Dios creó a Eva de una costilla de Adán. Según leí una
vez, esto responde a un simple un error de traducción. La palabra
que Lutero tradujo por “costilla” se parece más a la palabra
hebrea “costado”, familia en ese idioma de la palabra Sombra.
Así
que tal vez la Biblia venía a decir que Dios creó a la mujer de la
Sombra de Adán. Y esto sí que me lo creo yo. La Sombra entendida
como la falta, la carencia, el Lado Oscuro del hombre. Eva habría
surgido de las sombras de Adán, de las zonas en que el hombre no
puede –o no quiere– echar luz.
Y
va Eva y sale al maravilloso Edén ¿y qué se encuentra? Un mundo
que ya está etiquetado y catalogado… Y como se pudo ver poco
después: no muy abierto a las aventuras, a los retruécanos, ni
ironías ni dobles sentidos.
*
Siento
yo que son los Adanes del mundo los que han escrito y definido lo que
es Literatura y lo que no; lo que es literatura buena o mala;
literatura “menor” o Gran Literatura o Literatura con Mayúsculas,
como a muchos les gusta decir, me parece a mí que como emocionados…
casi diría erotizados…
Cuando
ellos dicen Gran Literatura suelen referirse a obras comparables con
grandes obras de ingeniería, que tanto les gustan a los hombres;
hablan de una novela y parece que estuvieran hablando de un Boeing
grande y poderoso, de un cohete que se lanza al espacio; y tiene que
tener estructura, motor, fuerza; y todas las piezas tienen que
encajar, dicen, con perfección de relojero, y más vale que no sobre
ni le falte ninguna ¡y mucho menos que le falte un tornillo!
Considerada
así, una Gran Obra Literaria no se podría comparar con los simples
lirios del campo…
*
Para
que una mujer destaque en un mundo de hombres tiene que ser muy
inteligente y le cuesta el doble de esfuerzo… ¿Ustedes han
escuchado a alguien decir eso? Seguro que sí. ¡Yo lo he escuchado
tantas veces! Pero hagan memoria: esta es una frase que dicen a veces
algunas mujeres. Yo nunca se la he escuchado a un hombre. “Para que
una mujer destaque en un mundo de hombres tiene que ser muy
inteligente y le cuesta el doble de esfuerzo”… En boca de un
hombre esta frase sería misógina. Y en boca de una mujer… también
lo es.
Pues
sí, debe de ser difícil y agotador, escribir libros con las
palabras que acuñó Adán, doblegarse constantemente a una forma –y
seguro también un fondo– que no es propio de una o de uno…
Triunfar en un mundo de machos
les
cuesta mucho incluso a algunos hombres.
Espero
que se entienda que no estoy hablando de cromosomas, de lo que por
fuera llamamos hombre/mujer. Estoy hablando de lóbulo izquierdo y
lóbulo derecho del cerebro, de polaridades, de yin y yang.
Estoy
hablando de visión viril “versus” visión femenina del mundo. De
polos opuestos: de la mirada hacia afuera, que busca la grandiosidad,
la expansión y la apariencia versus la introspección y la esencia,
lo pequeño, lo breve.
Augusto
Monterroso decía que él quizás hubiera podido escribir grandes
novelas, pero que le gustaba demasiado echarse en el campo panza
arriba a mirar las formas de las nubes…
Ustedes
dirán con razón: pero Monterroso sí era considerado buen escritor
en este mundo de Adanes. Bueno, sepan que yo he oído gente referirse
a él como a un escritor “menor” (no puedo evitar meter esto
siempre entre comillas).
Yo,
como escritora –¡y además zurda!–, sí me siento lidiando en un
campo de hombres, de Adanes, de lóbulos izquierdos dictatoriales y
furibundos…
*
Quiero
contar una anécdota personal, íntima. Hará una década me dejó un
novio. Cómo sufrí, ¡qué risa!, iba
llorando por todas las esquinas. El caso es que una noche, entre
tirarme por la ventana y escribirle una carta, opté por la carta.
Creo que nunca en mi vida había escrito así: con el corazón
palpitando en la palma de la mano. Le di “enviar” y al día
siguiente él me respondió. ¿Saben qué decía su email? “¡Qué
bien escribes!”. Eso me respondió.
…
Era para replantearse por la
opción de tirarse por la ventana, ¿no?
¿Por
qué escribe una? ¿De qué escribe una? ¿Para qué?
“La
palabra le ha sido dada al hombre para ocultar su pensamiento”,
dijo creo que Voltaire, no estoy segura. Pero un francés, de fijo.
Hoy día por aquello de la igualdad habría que decir: la palabra le
ha sido dada al hombre –y a la mujer– para ocultar su
pensamiento.
Pero
no. Es más cierto para los hombres, creo yo. Escriben para
ocultarse. Les parece de mal gusto eso de escribir para mostrarse. Y
es verdad que, algunas mujeres, tal vez para encajar en un mundo de
Adanes, escriben para ocultar lo que piensan… y lo que sienten.
A
raíz de mi novela Marzo
todopoderoso,
un hombre de la vieja guardia (un hombre, ya saben), me dijo: La
felicito como escritora y la compadezco como mujer.
Habrá
visto peligrar sus genitales, y con toda la razón.
Ponencia "Literatura y Feminismo" en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México
(Tócate los cojones)
(Tócate los cojones)