A propósito de la repartición de los panes del fondo cinematográfico de El Fauno
Esta
vez voy a decir las cosas a la tica, que no tengo ánimos de morir quemada ni
aunque me juren que un día la voz de la azafata dirá: Señoras y señores, bienvenidos
al Aeropuerto Internacional Cata Botellas.
Una
sola alegría me dio el veredicto del Fauno, y no sólo no pienso decir cuál fue,
sino que, respetable cineasta, le aseguro que fue el premio a su proyecto. Estoy
feliz por usted y nadie más que usted.
A
partir de aquí, los demás resultados fueron como cuando a una le baja la regla,
tras nueve mil dólares gastados en un tratamiento de fertilidad.
La
culpa de este desencanto fue lo bien precedido que venía el concurso por el
fondo. El calentón previo era grande y prometedor: el PAC como gran ilusión a
la que me niego a renunciar; la ministra y su vice; un fondo caudaloso, un
espíritu progresista, un campo audiovisual en expansión y sobre todo ya no tan
ajeno a lo que pasa “allá afuera”. La producción audiovisual tica empezaba a
tener miras por encima de lo folclórico, lo pintoresco, lo típico, labriego y
sencillo y la virgencita que parió todo lo anterior.
Yo
pensaba que el Fauno iba a premiar lo osado, lo nuevo, lo “progre”, lo
irreverente… por pura estrategia política, ojo; creí que este Fauno era una
táctica parte de una gran estrategia. Cualquiera sabe que lo crucial es afilar
bien la punta de la lanza. Pero ya ven, ni siendo malpensada acierto una.
Lo otro
que alimentó esperanzas en un maravilloso cambio general, es la nueva línea del Festival de Cine de Costa Rica, la
cual es: aquí se acabaron los pobrecitos, las buenas intenciones, las vacas
sagradas y sus poladas. Vamos a subir el nivel aunque nos quedemos desiertos,
habrán dicho. La nueva línea del Festival apunta sin miramientos a subir el
nivel, aunque sea con algunos daños colaterales sangrantes. Y me parece
bien. Lo respaldo. El dolor de crecer es mil veces preferible al dolor de encogerse.
Buena
iniciativa la del Festival que, lastimosamente, a la vista de los resultados del
Fauno, nos mete en la siguiente paradoja: en años venideros el Festival de Cine
no hallará aceptables las producciones que habrá respaldado el Fauno.
Un fallo,
un mal bucle en la matrix, y el Fauno nos salió bipolar.